29.5.06

Iba a hablar del tiempo, pero...

Hasta arriba de trabajo estoy. Permítaseme ser menos elocuente que otras veces (ni fotos voy a poner...).

Fin de semana movidito en el terreno cinematográfico. He conseguido ver por fin 3 películas detrás las cuales llevaba un largo tiempo:

- "La flor del mal" _ Claude Chabrol: no es casual que el director francés
se haya convertido en uno de mis cineastas favoritos. La desesperante sobriedad de su estilo te puede embelesar o sacar de quicio (por no decir aburrir). A mí ha conseguido convencerme porque finalmente he comprendido que esa pátina de austeridad que recubre sus películas no es
sino la reproducción de otra de las señas de identidad de esa burguesía a la que tanto le gusta atacar.
En "La flor del mal" vuelve a la contención en los personajes y a fijarse en su motivación interna (por otra parte, nada obvia ni evidente, es más bien el espectador quien tiene que ir sacandola a la luz para llegar con satisfacción al desenlace).
De nuevo, una historia de familia y de interiores (físicos y humanos).

- "Le dernier métro" _ François Truffaut: me ha sorprendido gratamente porque tenía a Truffaut por un director un poco desaliñado al buen estilo de la Nouvelle Vague y esta película me ha sacado de mi error por su buen acabado en todos los aspectos.
En su momento, se llevó todos los Césares habidos y por haber. Estupendo guión y puesta en escena. La Deneuve tan sosainas pero tan eficiente como siempre.

- "Caché" _ Michael Haneke: aprovechando el ciclo sobre el cineasta alemán que ofrece el Círculo de Bellas Artes, pude ver por fin su última película. Este hombre se está ganando un puesto de honor en la lista de directores que están haciendo algo nuevo sin "traicionar" el lenguaje cinematográfico clásico. Y eso denota una inteligencia feroz.
En Caché vuelve a dejar solo al espectador, lo introduce en la película como un elemento más y él desaparece a no se sabe qué lugar para observar el trabajo de los actores-títeres y de un público en cuya inteligencia confía.
Georges (Daniel Auteil) y Anne (Juliette Binoche) forman un tranquilo matrimonio francés perteneciente a la burguesía intelectual que ve aflorar sus miedos cuando un día comienzan a recibir unas grabaciones filmadas desde el exterior de su casa.
En la película parece no haber una amenaza real: son los miedos de sus protagonistas los que hacen todo el trabajo. Georges oculta algo, tiene algo escondido (caché) que no enseña ni lo hará.
Vive con ese miedo permanente a "ser descubierto".
Una magnífica película que crece cuanto más piensas en ella.

25.5.06

La incomprensible levedad del ser

El otro día entro en el chat después de una larguísima temporada sin hacerlo (no se me empuje todavía a la pira, que por contra ni tengo perfil en Gaydar ni pago una cuota a lo Match.com para que me busquen pareja).

Lo dicho. Conozco a un tipo con el que, por afinidad, me tiro hablando un rato considerablemente largo. El desconocido, a la hora de conversación, hace algo que no suelo tolerar muy bien porque la experiencia me ha predispuesto a ello: me toma por una especie de redentor, de salvador. Me repite paulatinamente que igual soy "él", el que busca. Yo le digo que eche el freno y apague el motor. Él insiste en que lo está haciendo, que ese dejarse llevar y creer tanto en alguien que no ve, que no conoce, es una parte del "juego". Yo trato de no mostrar ningún entusiasmo, de dejarle claro que no he venido a salvar a nadie, que detesto que la gente deposite ese tipo de esperanzas en mí al poco de conocerme, y más aún en situaciones irreales de ese tipo. Él, como el que ve llover, sigue en sus trece. Insiste para que le dé mi móvil. Lo hago. Me pide llamarme. Lo hace. Me veo hablando al teléfono un rato largo con una persona que he conocido el día anterior y con la que he charlado unas pocas horas.

Decidimos quedar. Yo hago esfuerzos una vez más por no hacerme ilusiones, pero es inevitable, sino no tendría motivación para acudir a la cita.
Por fín nos conocemos en persona. De súbito, soy consciente de que no somos lo que esperábamos el uno del otro, pero estamos lo suficientemente a gusto como para no salir corriendo angustiados, decepcionados o enfurecidos por no ser "esa persona" que buscamos. Me alegro de haber echado el freno desde el primer momento. A medida que avanza la noche noto que el desinterés no es mutuo y me llegan señales que me dicen que, si bien ha dejado de considerarme su salvador, por su parte podríamos al menos intentarlo.
La noche llega a su fin y resolvemos los asuntos carnales lo más satisfactoria y egoistamente posible que podemos. Mientras me santiguo y pongo un pie fuera de su casa me lanza la pregunta que tanto temía: ¿podría haber algo? y antes de que conteste me exige completa sinceridad. Soy sincero y eso le duele. La gente no debería pedir que le diesen algo que no sabe manejar (una cámara reflex, un bisturí, la verdad,...). Ante su cara un poco descompuesta, saco a relucir que ya se lo advertí, que con esto del chat no se juega.

A los dos días le mando un sms preguntándole cómo le va, sms al que, por supuesto, todavía no ha respondido, como corresponde a la estrategia de no dar señales de vida que está llevando a cabo .

En fin, que la cosa se resume en que A conoce a B. A sin conocer realmente a B se entusiasma con él y le cuelga la etiqueta de "persona que me cambiará la vida". B es cauto y pese a no renunciar a conocer a A se anda con pies de plomo. B no quiere a A, pero parece que a A le interesa B. A pesar de haber estado bajo aviso desde que se conocieron, A se lleva una gran decepción cuando B declina su propuesta y decide desaparecer del mapa. Y lo peor: a B le entra la consabida culpa por creer haber hecho daño a alguien.

No sé quién es más tonto de los dos. Cortito pero intenso.

23.5.06

Él, Picasso

Ahora que se cumplen 125 años del nacimiento de Picasso saco a relucir lo importante que ha sido este personaje en mi vida y en las cosas que hago. Creo que ha sido el artista del que más he leído. No determinó mi pasión por el dibujo y la pintura, pero sí que los condicionó en una parte muy importante. Para mí, siempre fue y será el ejemplo de artista prolífico, intenso, comprometido y vanguardista.

Al contrario de lo que me sucede con la mayoría de artistas a los que admiro, el interés por su obra prevalece ampliamente al de su persona. Sin embargo, sus autorretratos (y los dos que vienen a continuación, en especial) tienen una profundidad psicológica difícilmente igualable y es con ellos con los que mi interés por su manoseada figura se enciende.

Formad un corrillo en torno a la foto, que os hago visita guiada...



Me moriría por tener delante este "Yo, Picasso"(1901). En esta foto no se aprecia adecuadamente, pero el cuadro está compuesto por una ingente cantidad de pinceladas anchas y muy cargadas. Y lo que es más importante, trazos muy valientes, como corresponde al Picasso de los 20 años (que no de los años 20), el que va a la conquista de París, una ciudad que vive por aquel entonces la resaca de una Exposición Universal y que se ha constituído de nuevo en el centro de la vanguardia cultural.
Fíjense en la mirada insolente de un joven que se sabía un genio y conocía perfectamente su potencial. Un artista que permanecía aún en el mero umbral de una trayectoria que iba a dar mucho de sí, hasta el punto de convertirse en el artísta más prolífico del siglo XX, capaz de "hacer", según se ha dicho siempre, un cuadro al día.

En definitiva, el Picasso consciente de su talento ante el brillante horizonte de su porvenir, aderezado por el entusiasmo del traslado a una ciudad tan atrayente como era (y sigue siendo) París.

Síganme...




Este que tienen delante es el "Gran Autorretrato Azul"(1901), con el que se pone punto final a su segunda estancia en París. Aquí el artista se representa con aspecto cansado, descuidado y sereno, quizás porque el drama se ha hecho realidad. En su mirada hay nostalgia y reflexión. Se vuelca hacia el interior y no tanto al mundo que le rodea. Refleja una vejez prematura, fruto de las privaciones y síntoma de un joven derrotado y hambriento, nada que ver con el de la obra anterior.

El contraste que se establece entre ambos cuadros es sobrecogedor...

Si el joven que aparece en el segundo óleo hubiera desistido, si hubiese dado con un argumento lo suficientemente válido para explicarse a sí mismo lo absurdo de dedicarse a eso de la pintura o si hubiese desconfiado de su talento, hoy el arte sería una cosa muy distinta. Lo mismo que si Kandinsky no se hubiese detenido a contemplar una de sus acuarelas apoyadas boca abajo en la pared de su estudio, quizá desconoceríamos la abstracción.

Uno de mis mayores vicios es el de contemplar la cara de la gente que conozco o la de los desconocidos con quienes me cruzo a diario.
No hay nada que me guste más que descifrar lo que dicen esos rostros, lo que pueden haber visto y vivido. Es un modo increíblemete fácil de derribar los parapetos tras los que nos instalamos la mayoría de nosotros.

18.5.06

Arctic Monkeys. El concierto


Gracias a Xabi, hoy me tienen que repetir las cosas 3 veces en el trabajo y no me levanto de la silla más que para lo imprescindible: estoy medio sordo y con un intenso dolor de gemelos. Y es que ayer pude asistir, prácticamente in extremis, al concierto que mis nunca lo suficientemente idolatrados Arctic Monkeys ofrecieron en La Riviera.

Cómo me gustan estos jovenzuelos adictos a los polos Lacoste! Se confirmaron mis sospechas: el grupo es increíblemente bueno en directo. Tenían poco repertorio que tocar, pero me hubiera gustado constatar si esa energía juvenil que desprendieron durante una hora (que se hizo tristemente corta) se hubiera prolongado con bises, improvisaciones y otras licencias musicales dignas de un concierto de este tipo de haber tenido en su haber más de un disco. Cumplieron con la máxima del músico y de lo que se podía esperar de un grupo como ellos: vinieron, tocaron y se fueron. No estuvieron ni elocuentes, ni siquiera simpáticos, pero sí muy correctos (hasta el punto de arrancar tocando el primer tema del disco, The view from the afternoon, y acabar con el último, A certain romance), muy intensos, muy potentes y haciendo gala de lo que para mí es una absoluta falta de actitud (que ya es una actitud de por sí).

No recuerdo haber chorreado más en ningún otro concierto. Llegó un momento en que mi sudor era el de la persona de al lado y viceversa y el único agua con que me podía refrescar era la que salpicaba al sacudir su pelo la chica que tenía delante (puaghhh). Y eso de saltar como un histérico apoyándote en hombros ajenos es una de las mejores experiencias que pueden darse en acontecimientos de este tipo.

Entre el público, mucho lycéen y en general mucha gente convencida de estar asistiendo al nacimiento de una gran banda de rock. Igual me pongo un poco pesado, pero me parece que este grupo, lejos de haber venido a salvar el rock o a conducirlo por otros derroteros más vanguardistas, está retomando esa teenage (y young) angst que personificaron decenas de grupos durante los noventa al hilo del sonido Seattle y antes y después de ese fenómeno que aún sigue dando coletazos en forma de bandas con cosas verdaderamente auténticas que decir.

A veces me dá la sensación de que los Arctic ya tienen los deberes hechos para lo que les queda de carrera musical: un estupendo debut, un directo muy bueno, un reconocimiento mundial merecido, la suficiente madurez…y a ellos parece darle igual. Bien, van por buen camino.

15.5.06

Hagamos juntos este crucigrama

Voy a ir haciendo mía la mítica respuesta que dá Diane Keaton en Manhattan a un Woody Allen que no cesa de atacar su forma de ser: "Yo soy así, si no te gusta, pues jódete" Me viene de perlas. Para que me voy acomplicar dando explicaciones y acabar así enredando más la cosa. Con lo austero que soy yo en ciertos aspectos de mi vida y mira que no haber optado ya por esa frase tan sencilla, tan libre de retórica, sin florituras ni requiebros lingüísticos.
No sé qué coño pasa últimamente que me sorprendo diciendo "lo siento" prácticamente a diario. Me he cogido un carrerón que ni la Madonna en su Sorry. Y ¿a qué se debe? no lo sé, pero no cargaré yo con toda la culpa porque soy tan tonto que si me dejan me la apropio toda por no querer ofender o herir a los demás. Que uno cargue con la culpa no quiere decir que ésta le pertenezca. Y yo ya estoy cansado de esos actos altruistas de "apadrinar una culpa".


De lo que no podría arrepentirme es de haber estado el viernes en el Barbarella presenciando el rotundo éxito de Las Gavilanas. Yo estuve allí, yo lo ví! Casi se me cae el cubata de la mano cuando todo nerviosito (como un fans) me acerco a la cabina donde se encuentra la que imagino que es Nani, nuestra Nani, acompañada por la que imagino que es Patata. Qué buena música y qué buen ambiente. Nani, me autoconvencí de que el tema de los Arctic Monkeys era un guiño a nuestra blogoamistad. No me saques de mi equivocación, que me deprimiré si lo haces. Todo lo demás fueron saltos, saltitos, sudores y espalda contra espalda de cierto desconocido. Tan en trance estaba con semejantes estímulos partout que cuando levanté la vista las Gavilanas ya habían alzado el vuelo. Y dar con ellas entre tal marea de gente me parecía una labor herculiana, así que si Dios y el Barbarella lo permiten quizá nos volvamos a ver (espero que esta vez la delegación murciana confirme su asistencia).


imagen que ilustra el momento en que ví a Nani por vez primera...

Anoche estuve en urgencias por la misma causa que me condujo al hospital de madrugada hace un año: fuertes dolores estomacales.Bueno, contractura intestinal fue lo que me dijeron. Tan mal estuve, que dudé seriamente de poder llegar a escribir esta entrada. Debería pensar a quién voy a legar este blog cuando me muera. Anoche reflexionaba sobre ello mientras un doctor amable como pocos me exploraba. Desde pequeño siempre he pensado que me encantaría ser doctor sólo por corresponder con amabilidad esa confianza que suele depositar en los médicos casi todo el mundo. Yo lo veía, sabía que era consciente de que confiaba plenamente en él y a ello me correspondió con un trato tan bueno que le devolví yo mi confianza multiplicada por 3. Esto de la medicina es un toma y daca que siempre ha atraído mi curiosidad. También me llama la atención lo bien que le sienta el uniforme a algunos.

12.5.06

Vergüenza


Mi más absoluto desprecio hacia la Fiesta Nacional, sus protagonistas y los que contribuyen a perpetuarla. Me avergüenza vivir en un país que hace de la tortura un espectáculo.
Como diría Manuel Vicent: "una vez más, Cataluña tira del resto de España hacia la modernidad"

10.5.06

El bombardeo Da Vinci


Lo del Código da Vinci me supera. Me supera.

Llevo viendo teasers, tráilers, "cómo se hizo", "consigue tus entradas ya" y "pasa una noche con Tom Hanks pa que te cuente el Código en exclusiva" desde hace tantísimo tiempo que estaba convencido de que la película llevaba estrenada unos cuantos días. Perplejo me quedé cuando me enteré ayer de que se estrena el 19 de mayo! No es que me importe un pepinillo agridulce su fecha de lanzamiento, lo que me preocupa es lo que se nos viene encima, que yo estas cosas las llevo muy mal y cuando se trata de fenómenos borreguiles, peor aún.

Aparte del hecho de que la industria cinematográfica esté esperando el éxito de cualquier best seller con intención de serlo cual perro famélico un trozo de carne fresca, lo de esta película es un negocio tan descarado que me hace sonrojar. Qué vergüenza, madre mía.

El libro se publicó en 2003 y en poco menos de dos años ya se estaba empezando a rodar la película. A juzgar por su tráiler, tiene la típica pinta de querer hablarnos de un misterio que removerá los cimientos del mundo tal y como lo conocemos, aunque lo único que removerá finalmente será el culo de mucha gente de sus sofás camino a la butaca del cine, para salir luego del mismo teniendo discusión asegurada con los amigos que, al igual que tú, habrán leído el libro.

Yo, que no lo he leído ni creo que lo haga, voy a ir construyendo un búnker donde resguardarme de lo que se preve como un auténtico bombardeo con pseudodebate social incluído.

Sueño con el día en que un mes antes de su estreno en salas se pase por tv, cine, radio e internet con machacona insistencia el tráiler de la última de Won Kar Wai o Kim ki duk(se pronuncia "Dac", como pato en inglés, según me ha dicho una coreana) , que la gente comente ansiosa que está deseando verlas y que se cree un debate en torno a muchos de los temas que tratan y que, de otro modo, también mueven los cimientos del mundo tal y como lo conocemos.

7.5.06

Tribulaciones nada más.

Hace bastante que no leo novelas y me parece tener la mente y la capacidad del lenguaje embotadas. Este género, en lugar de transportarme a otros mundos o enredarme la cabeza con historias raras, me pone los pies en la tierra. Por eso lo necesito a diario y noto sus efectos cuando paso por una época de abstinencia.
Lo último que leí fueron las Memorias de Adriano hará cosa de un mes. Desde entonces, tengo en la mesilla de noche Las tribulaciones del estudiante Törless en francés, pero no paso de dos o tres hojas cada noche, único momento del día que encuentro para satisfacer uno de mis mayores vicios confesables.

La formidable obra de Robert Musil empieza con esta cita:

"A peine exprimons-nous quelque chose qu'étrangement nous le dévaluons. Nous pensons avoir plongé au plus profond des abimes, et quand nous revenons à la surface, la goutte d'eau ramenée à la pointe pale de nos doigts ne ressemble plus à la mer dont elle provient. Nous nous figurons avoir découvert une mine de trésors inestimables, et la lumière du jour ne nous montre plus que des pierres fausses et des tessons de verre; et le trésor, inaltéré, n'en continue pas moins à briller dans l'obscur."

Viene a decir algo así como que al expresar cualquier cosa la devaluamos. Que cuando creemos haber descubierto algo importante, nuestro "descubrimiento" nada tiene que ver con aquello de donde procede, con la materia prima, con su origen. Lo hemos visto, lo hemos descubierto y lo hemos jodido. Y también dice que la noche favorece mucho este tipo de conquistas que, sin duda, es mejor atesorar para sí mismo.

En esencia, todo el libro narra las revelaciones que se manifiestan durante la adolescencia y juventud, que, creo, son las más determinantes de la vida. Musil tenía sólo 25 años cuando escribió la que fue su primera novela, así que no puedo hacer otra cosa más que confiar en que sabía de qué hablaba. Sentirme parte de sus descubrimientos.

3.5.06

Watch out!

Como apuntaría cualquier libro de autoayuda en su prólogo "la vida es muy sencilla: recibimos lo que hemos dado antes". Para mí, esa es una ley universal indiscutible, irrefutable e insustituible. Pero yo añadiría también que "la vida te da lo que le pides". Bueno, esto dista mucho de ser universal, y sobre todo de ser una Ley, porque no siempre se atienden nuestras plegarias ni del modo en que nos gustaría.
Pero si a la vida se le pide, manifiesta o tácitamente, tranquilidad, nos compensará con un día a día tranquilo. Y basta con que estemos preparados para aceptar cambios y movimientos en nuestra existencia para que la novedad, la incertidumbre y el riesgo se instalen en nuestras vidas.
Soy un defensor a ultranza de la incertidumbre. Simplemente, porque ser consciente de que existe me activa y revitaliza más que ninguna otra cosa en este mundo. Llevado a extremos un poco macabros sería como recordarse que nada ni nadie nos garantiza que mañana vayamos a estar vivos. Yo no lo veo como una actitud negativa ante la vida; precisamente lo contrario. Soy de los que ante situaciones desesperantes (que con el tiempo se quedan en anécdota aburrida) se autopropinan una bofetada cinematográfica( con despeine de cabello incluido) para pasar luego a recordarme que ese hecho tendrá nula importancia no ya en años, sino en días.

Hasta aquí sería la estrofa de la canción que suena siempre en mi cabeza. Pero el estribillo de estructura rígida que se repite entre estrofa y estrofa dice que no siempre lo veo todo así, que la anticipación me predispone a la decepción y que me va a dar una embolia cerebral de tanto querer asegurar las cosas.

Yo llevaba tiempo pidiéndole cambios a las flores del monte, a los libros que leo, a las 0,00 h y hasta a la marquesina del autobús. Se atendieron algunas de mis plegarias y ahora no sé qué cara poner. Como diría aquella, You better watch out what you wish for...