29.7.06

Olvídate de mí


Entre un ex novio cuyas mayores virtudes son:
- la afición por el maltrato psicológico
- abofetear cuando una discusión no cae de su lado.
- propinarle patadas y zancadillas cuando planea la sombra de una posible ruptura
- aparecer de súbito en el bar donde se encuentra y montarle un numerito a viva voz para perplejidad de los otros comensales.
- acabar una discusión en coche tirándole del mismo
- echarle a patadas de la casa en que viven juntos
- sentir celos de las risas que comparte con una de sus mejores amigas
- y, en definitiva, hacerle víctima de su desequilibrio mental.

...y un conocido entre cuyos peores logros se encuentran:
- haberle prestado todo su apoyo desde el primer día
- haber creído en él más que en sí mismo
- haber escuchado sus palabras tratando de desarrollar toda la empatía posible
- haber tolerado la ambivalencia que sentía y las alusiones a ese indeseable ex.
- haber respetado su espacio.
- y, en definitiva, haberlo querido con toda su alma.

entre ambas opciones, algunos se decantan por la primera, porque "más vale malo conocido", porque "en el fondo sigo queriendo a ese hijo de puta", porque "en realidad no quiero cambiar" o vete a saber por qué.
Me retiro de este juego sin gracia. De todas formas, ya me he proclamado como el único perdedor.
Ahora necesito olvidar y que me olviden.
Necesito la ayuda del Dr. Howard Mierzwiak

20.7.06

Oda al cassette


¿Alguien recuerda el ritual que suponía grabar cualquier cosa en una cassette?
Yo soy de los que debe haber gastado media infancia y adolescencia en pasar vinilos, cd's y, claro está, otros casettes a cinta. Con los primeros lo hacía porque experimentaba un miedo atroz cada vez que tenía que depositar la aguja sobre el disco en movimiento, no fuera a ser que estropeara lo que consideraba como una sólida inversión de futuro en mi naciente discoteca. Con los segundos, porque carecía de discman y porque el radiocassette que atesoraba en mi cuarto y al que me enchufaba prácticamente todas la tardes y parte de las noches no contenía reproductor de cd's.
Luego estaba el rastreo nocturno que realizaba por todo el dial (dedo índice sobre el botón del rec a medio pulsar) tratando de dar con los temas que más me gustaban, para desembocar en el Viaje a los Sueños Polares o Disco Grande de Radio 3 con los que ya gastaba una cinta entera.
Y qué atentos teníamos que estar durante la grabación, y qué apaños teníamos que hacer para que no se cortasen las canciones a final de cara o, de haberse dado tal circunstancia, borrar ese estropicio solapando en blanco encima.
Lo mejor de la grabación en cassette es que te permitía una escucha extra del disco en cuestión durante el lento, y a menudo en tiempo real, proceso. Digo "a menudo" porque algunos equipos disponían de un dubbing high que aceleraba la reproducción, aunque era tan molesto que acababas por desactivarlo con tal de no oír a tus ídolos con un timbre de voz a lo Pitufos Maquineros...
Y una vez concluída la fase de grabación, venía la que para mí era la mejor y más intensa: el diseño de la carátula!
La máxima de esta fase de excelsa creatividad era el "todo vale con tal de diferenciar esa cassette de cualquier otra". Materiales a nuestra disposición para tunear las TDK, Scotch o Sony los había a puñados: desde el rotring y su "resultado profesional" al collage de fotografías del grupo o cantante en cuestión, pasando por cartulinas y hasta telas de diversos colores y texturas...

Por diversas razones, esta tarde la he consumido pasando dos vinilos, un cd y dos cintas a cassette. He vuelto a experimentar los contras de ese glorioso soporte magnético que nos ha hecho la vida feliz e imposible a partes iguales con sus repentinos enganches, su fugaz calidad de sonido y esas dichosas esquinitas que siempre se jodían cuando se nos caían al suelo!

17.7.06

The beautiful Ed

Me gusta Ed Harcourt porque es de los que escupe a la cara lo que piensa del amor, su amor, y de la vida en general bajo la elegancia e inocencia que a menudo se le presuponen al piano. Y porque es de esos que al no frecuentar el sentido del humor musical en sus trabajos, resulta aún más gracioso que cualquiera cuando se decide a hacerlo (como ese serio conocido que con una frase nos tiene riendo toda la noche). Recuerdo que fue el modo en que se parapeta tras el piano lo que me echó para atrás cuando le descubrí hace años con Here Be Monsters. Mi relación de amor-amor, primero con su música y con él más adelante, se fue consolidando de un modo un tanto desordenado. En ciertos momentos recurría a algunas de sus canciones por su poder evocador, su tremenda sinceridad allá donde otros suenan falsos y esa capacidad asombrosa que tiene para alternar de lo más íntimo y visceral, cantado casi al oído, a lo más desgarrador en forma de grito.
Fue así que en numerosas idas y venidas, a vueltas con su música, no terminando de creérmela del todo, una persona muy especial me hizo entrega de Strangers, incitándome a no dejar de lado a este músico inglés que me ha proporcionado tan buenos ratos. Y fue con ese, su penúltimo album, con el que decidí no volver a apartarme de su música.
Por falta de tiempo, no había podido escuchar con calma hasta ahora su último trabajo, "The Beautiful Lie", pero sí uno de sus temas que había conseguido además provocarme una quasi falta de respiración por su reveladora intensidad: "You only call me when you´re drunk". Debió ser porque atravesé un inicio de relación sentimental cuyos mayores alicientes se reducían a algo parecido a lo que canta Harcourt en este increíble tema.
Sea como fuere, de ahí al disco entero, a ese regusto cinematográfico que envuelve su música, más presente aún en este último trabajo. Es como la banda sonora que debería tener el amor real, a veces acompañada por una instrumentación orquestal y otras con el único recurso a la voz y al piano.
Destaco las joyas "I am the drug", con ese aire tan cabaretero, "Visit from the dead dog", por sus reminiscencias setenteras en el modo de concebir y cantar la canción, y, por supuesto, "You only call me when you're drunk", pero me quedo con el disco al completo, tan compacto y coherente como todos los que ha hecho hasta la fecha.
The beautiful lie comienza con "Whirlwind in D minor", un tema de apertura que inicia en falsete y que sirve de catalizador de todo un disco que es un paso más en la profunda sinceridad, ingenio y elevado talento de un músico que hace muy bien lo que hace. Y con eso ya es suficiente, no pido más.

10.7.06

Verdades como farolillos y verdaderas intenciones

Mira que yo soy de pensarme muy mucho los posts, de elaborar sesudas reflexiones, de llegar a conclusiones a las que nunca nadie se ha acercado antes y de acogerme a un estricto orden deductivo y/o estilo de pirámide invertida (sobre todo invertida...), pero con los 40 grados que debe haber ahí afuera y los casi 31 del lugar donde ahora me encuentro uno tiene argumentos de sobra para mandar el estilo que le caracteriza a la mierda. A mí me pones en una sala a una temperatura superior a 21 grados y lo confieso todo.

Lo primero que voy a hacer es desmentir lo que se ha escrito hasta ahora de la tan comentada fiesta Lifeonmars. Que si qué tranquilos, que si cuánta discreción, que si qué agradable... Allí lo que hubo en verdad fue una incontenible perversión bajo la luz de los farolillos, que contemplaban estupefactos las carnes desnudas de los invitados mezclarse sin orden ni concierto lubricadas en sudor y otros fluidos sobre el frío gres de la terraza. Y todo mediado por galones de alcohol que atravesaban como torrentes las gargantas sedientas de ebriedad y se desbordaban por las comisuras de los pervertidos que allí acudimos . Todos sabíamos la orgía en que acabaría la fiesta, de ahí que faltasen algunos invitados a un acontecimiento que se ha convertido en el evento del verano. No se explica de otro modo. No es una noche apta para mojigatos, creedme. Lo que se presencia en la terraza de Lifeonmars en una noche como fue la del sábado puede descolocar a más de uno...

Hablando de caras de pánfilo, hace una semana o así le comenté a un compañero del trabajo, al hilo de una enriquecedora conversación sobre la muerte (yo no fui, empezó él...), que me estaba pensando eso de donar todos mis órganos en beneficio de la ciencia y del progreso una vez estuviera en el otro barrio. Me comentó que su novia llevaba el mismo plan que yo, pero que ya se había informado exhaustivamente sobre el tema. Cuál ha sido mi sorpresa esta mañana cuando nada más entrar por la puerta y de camino a mi mesa oigo que el muchacho, en presencia de tres cuartas partes de la plantilla, se dirige a mí con un "¡Cosimo, ya me ha dado mi novia el teléfono para lo tuyo de la donación de órganos!"
Espérate que ahora no hagan lista de espera cuando a uno le falle un riñón o tenga el corazón débil.

Y con respecto a lo de la prima de allende el Mar Muerto, pues que he decidido colocar en el blog un contador para el cómputo de los días que restan a su llegada. Tal es mi miedo.
Va mi madre y me dice hoy: "Oye, hijo, no será que la prima lo que quiere es venir a por tí...". Me consuela saber que la persona que mejor me conoce tiene las mismas sospechas que yo sobre las verdaderas intenciones de la que desde ahora se llamará LA VISITA.

3.7.06

La pretendienta (based on a true story)

Para aquellos que no lo sepan, tengo mitad de sangre árabe por parte de padre, que procede de un lejano país del lejano (pero más moderno) Oriente cuyo nombre no revelaré.
El verano pasado mi progenitor se decidió a pasar una temporada en su tierra para reencontrarse con la familia a la que hacía al menos 10 años que no veía.
Resultó que sus sobrinas, aquellas pequeñas mastuerzas que él recordaba en la más tierna pubertad, habían pegado un estirón espectacular y en ellas las hormonas se mostraban en plena ebullición.
Mi padre, antes de viajar hacia su país de origen, creyó conveniente llevar consigo una foto de cada uno de los nobles miembros de su familia con vistas a que los parientes que no conocemos tuvieran una referencia de nuestro aspecto actual.
Una de las mozas en cuestión quedó prendada de la foto de servidor y, desde que mi padre volvió de allí y previa entrega a la joven de mi email, no cesó en su empeño por conquistarme.
Servidor, que sólo veía en la muchacha a una prima hermosa de hermosos cabellos, trató de hacerse el sueco pese a ser español y de darle largas con un par de excusas de las que le producen somnolencia, a saber: "perdona, no miro nunca esta cuenta de correo", "tú también eres guapa", etc.
Pasó el tiempo y, para mi alegría y tranquilidad, la insistencia de la prima oriental fue remitiendo...
Eso era lo que yo creía. ¿Quién no ha oído hablar de ese silencio que reina antes de la tormenta?
A los pocos meses, la joven arremetió con más fuerza mandándole a su primo el mariquita una declaración de intenciones: "en agosto voy a visitaros, ¿podrías tramitarme la carta de invitación para entregar en la embajada? Qué ganas tengo de verte".

Ahora a servidor se le han puesto los genitales en las amigdalas y no sabe si debería aconsejarle a su prima que no recorra miles de kilómetros en balde, que el que ella pretende como su futuro prometido es de esos que lapidan a pedradas en ciertos países de su misma religión por conducta desviada. Que me va más su hermano, el futuro modelo, que ese sí que podría venirse aquí unos días.
Tengo un mes para inventarme una novia. O bien tendré que sacar a mi prima a pasear por el ambiente para estudiar detenidamente su reacción. O eso, o salir corriendo en el momento de tener que dar el "sí quiero".