29.2.08

Bodies


Ayer estuve en la que va camino de convertirse en la exposición del año en Madrid. Todos lo sabemos, pero nunca está de más recordar lo espectacular y bien hecho que está el cuerpo humano. Y esto es una muestra de ello.

El valor didáctico de la exposición es absolutamente impagable. Pero al margen de eso, a mí me sucedió que ver cuerpos reales "reconstruidos" con tanta minucia me dio que pensar en lo que dejamos aquí cuando nos vamos. Viendo esos organismos perfectamente bien conservados asusta pensar en lo que les falta a todos ellos: el alma. Es decir, te sitúas al lado de uno de esos cadáveres y te preguntas dónde ha quedado ese halo que le hizo ser único, tener personalidad propia, haber sido un médico, un artista o un mendigo. Parece que se hace más evidente ese desdoblamiento entre alma y cuerpo en el que yo nunca he reparado demasiado, la verdad.

Una vez más, compiten la ciencia y ese inexplicable "diseño inteligente". Y el misterio de la vida sigue ahí.


21.2.08

20.2.08

Loewe y la mercería de la esquina

Hace mucho que no escribo un post largo y salgo del paso con un dibujo, pero es que me he enterado de que una mierda de canción perpetrada por un friki está en primer lugar en la lista de los más votados para representarnos en Eurovisión. Vale, de acuerdo, el tema no es como para indignarse y originar un debate social.
Es otra cosa.
Pasa lo de siempre. Los españoles nos ceñimos a los contextos de una manera admirable que yo no sé si responde a una cierta pereza o a esa jarana de la que siempre hacemos gala. Que el tío ése esté en primer lugar es alarmante en cuanto que denota la total despreocupación de este país por el buen gusto.
El desprestigio de Eurovisión es vox populi, pero nuestra reacción ante el mismo es muy representativa de esa desidia española que nos lleva a crear una basura para un concurso basura, un mal diseño para un cliente cutre, que nos lleva a ponernos cualquier cosa para ir a un restaurante normalito. Yo me pregunto si tiene delito hacer lo contrario: presentar una buena canción para un festival irrisorio, hacer un buen diseño para la mercería de la esquina o vestirse con bien para tomarse una ensalada en el VIPS.
Si total "no vamos a ganar" ¿por qué no apostar entonces por una canción de calidad? No es una cuestión de medios, sino más bien de recursos. Que Conchita te pida hacerle un cartel para anunciar el descuento del 20% en pantys puede suponer estar sujeto a unos medios rudimentarios y a un presupuesto escaso, pero alguien con buen gusto, con recursos, se tomaría el encargo como si fuera para Loewe.
¿Cuál es la diferencia? ¿que el público de Conchita no lo va a apreciar? esa excusa es tan miserable y la he oído tantas veces que me da vergüenza, porque supone que el buen gusto está reservado a unos pocos o que hace falta cultura para reconocerlo y apreciarlo.
Una mentira.
¿Qué hay de malo en hacer las cosas bien? ¿Que entre los bodrios que se verán en Eurovisión aparezca La Casa Azul (canción por la que yo apuesto)? El tema que va en cabeza es gracioso (reconozco haberme reído con las primeras frases) pero apostar por él e imaginar que nos puede representar no me hace ninguna gracia.
¿Cuándo aprenderemos a desmarcarnos y a hacer siempre las cosas bien? ¿Cuándo se dejará de asociar en este país el buen gusto con esnobismo, con una elevada cultura o con grandes cantidades de dinero?

12.2.08

3.2.08