
Parecería sencillo de no ser porque no siempre guiamos nuestro propio caminar, porque a pesar del tiempo transcurrido a menudo recorremos poco espacio o porque algún traspiés nos ha hecho desviarnos de nuestra pretendida trayectoria en línea recta.
9 historias, 9 instantes que llevan anexos sus 9 vidas correspondientes. Algunas de ellas entrecruzadas, otras tangenciales , sólo unas pocas aisladas.
Con el semejante espíritu de “Cosas que diría con sólo mirarla”, Rodrígo García relata en planos secuencia una serie de momentos tejidos por las agujas del odio, la melancolía, la frustración y el amor y, aunque los encaja en el ángulo de enfoque de la cámara, facilita el acceso a un fuera de campo donde el espectador puede buscar referencias que completen la historia en pantalla. En definitiva, un muy buen uso del espacio y tiempo cinematográficos para hablarnos del poder de trascendencia de los instantes.
Las interpretaciones femeninas son sencillamente sobrecogedoras: Robin Wright- Penn (me acordé mucho de tí, MAL), Holly Hunter, Glenn Close, Sissy Spacek, Kathy Baker… Todas ellas personifican magistralmente la angustia de una encrucijada emocional, los puntos de inflexión de la vida, la apariencia provisional de esa gran obra que es dar un paso detrás de otro.
Produce Alejandro González Iñárritu, cuya apuesta puede servir como muestra de la intensidad emocional de esta soberbia película que encuentra en la sencillez de mínimos trozos de vida la explicación de esas vidas mismas.