
Durante la estupenda fiesta Lifeonmars, comenté con Xabi lo mucho que siempre me ha gustado la película cuyo título da nombre al post de hoy.
Para mí es innegable la seguridad que determinados objetos nos proporcionan. Si echamos la vista atrás, todos seremos capaces de enumerar al menos tres que han marcado nuestra infancia, otros tres de nuestra adolescencia y así pasando por las diferentes etapas de la vida hasta llegar donde estamos ahora.
Un objeto en sí mismo, encontrado muchos años después de ser usado, tiene una inigualable capacidad evocadora. Nos trae a la mente situaciones, sensaciones, aromas... Más que ser poseedores de los objetos, son éstos los que absorben buena parte de lo que somos y es entonces cuando cobra sentido su existencia.
No me quiero poner Rafael Alberti, pero yo rescataría de mi niñez, a bote pronto, 4 vinilos en colores del grupo Parchís (amarillo, rojo, verde y azul); aún los conservo, y cuando los saco a la luz me visualizo sin dificultad sentado junto al tocadiscos del salón mientras como pan con chocolate. Junto a eso, un boli de colores, de esos de 10 en uno, que me gané una tarde por portarme bien en un centro comercial. En fin, que si la vida era más que eso no quería saberlo!
De mi adolescencia, un concierto de Venas Plutón que grabé de la radio y que, cuando en ocasiones escucho, me viene a la mente todo un universo musical que estaba empezando a descubrir y que ayudaba a forjar mi personalidad al margen de la lista de los 40 Principales. En esta etapa incluiría también "El guardián entre el centeno" y "A sangre fría", una cazadora negra acolchada con parches de Guns n' Roses que no me quitaba ni para dormir, mi grabadora Sony, con la que registraba prácticamente todo lo que hacía, una pequeña carpeta donde metía todo lo que dibujaba y la entrada del concierto de Radiohead durante la gira de The Bends.
Después de un largo rato de reflexión sobre cuáles serían los objetos que me dan seguridad hoy día no he llegado a una conclusión clara. Podría citar, de nuevo a bote pronto, mi tazón de desayuno, un cuaderno de ideas que reposa en mi mesilla de noche, unos tres cd's, para mí imprescindibles, cuyo nombre no diré para evitar entrar en polémica, "El barón rampante", un cinturón azul y unos calcetines negros que parecen mantenerme sujeto al suelo.
¿Y los vuestros?