17.3.08

Los 99 días

Cuentan que una bella princesa estaba buscando consorte. Aristócratas y adinerados señores habían llegado de todas partes para ofrecer sus maravillosos regalos. Joyas, tierras, ejércitos y tronos conformaban los obsequios para conquistar a tan especial criatura.
Entre los candidatos se encontraba un joven plebeyo, que no tenia más riquezas que amor y perseverancia. Cuando le llegó el momento de hablar, dijo:

"Princesa, te he amado toda mi vida. Como soy un hombre pobre y no tengo tesoros para darte, te ofrezco mi sacrificio como prueba de amor... Estaré cien días sentado bajo tu ventana, sin más alimentos que la lluvia y sin más ropas que las que llevo puestas...Esa es mi dote..."

La princesa, conmovida por semejante gesto de amor, decidió aceptar:

"Tendrás tu oportunidad: Si pasas la prueba, me desposarás".

Asi pasaron las horas y los días. El pretendiente estuvo sentado, soportando los vientos, la nieve y las noches heladas. Sin pestañear, con la vista fija en el balcón de su amada, el valiente vasallo siguió firme en su empeño, sin desfallecer un momento. De vez en cuando la cortina de la ventana real dejaba traslucir la esbelta figura de la princesa, la cual, con un noble gesto y una sonrisa, aprobaba la faena. Todo iba a las mil maravillas. Incluso algunos optimistas habían comenzado a planear los festejos.
Al llegar el día noventa y nueve, los pobladores de la zona habían salido a animar al próximo monarca. Todo era alegría y jolgorio, hasta que de pronto, cuando faltaba una hora para cumplirse el plazo, ante la mirada atónita de los asistentes y la perplejidad de la infanta, el joven se levantó y sin dar explicación alguna, se alejó lentamente del lugar.
Unas semanas después, mientras deambulaba por un solitario camino, un niño de la comarca lo alcanzó y le preguntó a quemarropa:

"¿Qué fué lo que te ocurrió? Estabas a un paso de lograr la meta... ¿Por qué perdiste esa portunidad? ¿Por qué te retiraste...?"

Con profunda consternación y algunas lágrimas mal disimuladas, contestó en voz baja:

"No me ahorró ni un día de sufrimiento. Ni siquiera una hora.No merecía mi amor".


Así que ya sabéis, chicos y chicas: si alguien os somete a la ardua prueba amorosa de esperar 100 días, comprometeos a hacerlo, pero si en el día 99 esa persona no os ha evitado ni un minuto de sufrimiento id en busca de otro príncipe o princesa que tenga los pies en la tierra, las ideas claras y el ego de un tamaño algo menor que Groenlandia.

10 comentarios:

Ana dijo...

Que pasada de historia niño!!!!!

Tambien la secuestro!!

Besos.

Anónimo dijo...

Con tanta media naranja como hay por el mundo!!! Además, que nos empeñamos muchas veces en que sólo hay una y para nada!

Así estoy yo, que me dice un amigo que en lugar de Proyecto Hombre parece que estoy en Proyecto HombreS.

Anónimo dijo...

Jo...pé pues yo ya llevo un buen rato al pie de la encina.:D)

Cosimo dijo...

Ana, jajaja, esta historia deberíamos leérsela a nuestros hijos todas las noches antes de irse a la cama para que no sufran por amores inútiles. ;)

Tb, qué razón tienes! Más vale lo bueno por conocer que lo malo conocido.
Claro que sí, Proyecto Hombres, las puertas abiertas a varios príncipes!

Marietta, pues a ponerse bajo el sol, que llega la primavera y hace un tiempo estupendo! ;)

mariett dijo...

Sí, te haré caso. Mañana me iré a las Rias Bajas a por ese sol y algunos frutos del mar.:D)
Yo a los hijos no; pero el día que lo publicaste lo imprimí y se lo leí por la noche a alguien que creo que fue capaz de apreciarlo. Le hablé de tú blog al que ya había llegado a través del mio y fue un momento encantador. Quería decírtelo.

Cosimo dijo...

Marietta, me he/has emocionado...Qué bonito que esta historia pase de unos a otros. La verdad es que uno nunca sabe a dónde ni y a quién le va a llevar esto de escribir.
Leer tu blog es uno de los placeres de mi rutina diaria.
No hay nada como leernos unos a otros, conocernos unos a otros y aprender unos de otros.
Gracias, una vez más, por pasar por aquí!

mariett dijo...

Muchísimas gracias.
El placer es mio, además de verdá.:D)

coxis dijo...

madre mía cuánto tiempo sin leerte

y qué historia tan bonita y tan real...

Cosimo dijo...

Coxis!! Qué alegría! Nos tenemos que poner al día y rememorar esa época dorada de la blogosfera...jajaja!

Ana dijo...

Ays .... viene bien hasta releerla ...