5.9.08

Los amores difíciles


"Existe una curiosa manera de amar que consiste en sentirse enamorado o enamorada del otro cuando no está presente. Es como desearlo de una manera loca hasta que lo tienes delante. Cuando eso ocurre se acabó la fiesta. Ante la persona amada, las mariposas en el estómago se convierten en extrañeza, en una sobrevenida pasividad, como un agujero negro que te aspira todo sentimiento. Sabes que la quieres, pero no sientes que la quieras.
Estar juntos es estar en el vacío. Pero cuando se aleja, se la echa muy en falta. Entonces aparecen todos los discursos que no se han dicho, todas las sensaciones perdidas en el vacío de la presencia. Aparecen los deseos, las ganas y, sobre todo, la melancolía, la añoranza, la ensoñación ante un nuevo encuentro. Ahora también existe el vacío, pero es diferente, ahora está lleno de ausencia. Y ésa es la clave del asunto.
Este tipo de personas han aprendido a amar desde la pérdida. Se han pasado la vida amando la ausencia. Una madre o un padre que no estaba nunca. Un apego inseguro cultivador de un miedo atroz a ser abandonadas. Unos primeros amores de adolescencia platónicos o imposibles y otros que se frustraron por el camino. Total, que han aprendido a amar sin tener al sujeto de amor delante. En este paquete podríamos incluir a los temerosos del compromiso, a los hombres y mujeres que sufren el síndrome de Peter Pan y no quieren crecer. Son toda una legión que se reconocen porque se pasan la vida proclamando su deseo de amar, pero en realidad se la han pasado liquidando relaciones. Su alimento es el dolor de la pérdida o el de la ausencia. Por eso no pueden amar en vivo y en directo. Porque ya no es tan divertido. Ya no pueden sufrir, aunque por lo general suelen crear conflictos dentro de la pareja y rompen unas cuantas veces con tal de tomarse su dosis se adrenalina nostálgica. Sus parejas, cansadas, suelen abandonarlos y así les hacen el mayor regalo posible: una nueva oportunidad de engangarse en el vacío de la ausencia."

Ayer, mientras tomaba un té en un bar, leí en un número atrasado de EPS un brillante artículo sobre conductas amorosas neuróticas. El texto que he reproducido corresponde a uno de los tipos que se describían. Me pareció tan revelador que le pedí la revista al camarero (encantador, por otra parte) y lo releí de camino a casa.
Quisiera saber cuál es vuestra opinión al respecto. Creo sinceramente que este tipo de conducta es lo que predomina en la sociedad en general y entre los gays en particular, que nos hemos pasado un cuarto de vida amando en secreto, distorsionando los términos y queriendo desde no sé qué absurda ausencia. La cuestión es si deberíamos ser condescendientes con nosotros mismos o superar ciertos complejos que desembocan en actitudes tan ridículas pero tan reales como las que describe el artículo.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo. Muchos gays se pasan la vida buscando algo "mejor" y nunca saben apreciar lo que tienen delante. No saben amar, ni ser amados, y así están muchos, con cuarenta o cincuenta y pico buscando algo que no existe.

Anónimo dijo...

Si la descripción está muy bien, pero ke el autor del artículo explike como se supera el tema, ke es mu fácil decirlo, pero superarlo es otro cantar...
¿ Sabe usted ke ese cuadro de Ofelia ke ha puesto como encabezamiento preside mi salón de estar?

Cosimo dijo...

Anónimo, muy triste esa situación, sí.A pocos heteros cincuentones, por no decir ninguno, conozco que sigan solteros. Lo de buscar una ridícula perfección en el amor será exclusivo de los gays o bien es que nos regimos por otros códigos de convivencia?

MM, el asunto tendrá su terapia, seguro. Pero más que eso, es por qué abunda esa enfermedad entre los gays. Yo lo achaco a lo que he dejado caer en el último párrafo: una media de 20 años amando y follando en secreto condiciona bastante, entre otras cosas, claro está...
Jajaja, en serio lo del cuadro? Usted es un romántico prerrafaelita y no nos lo quiere decir, so peazo!
Besicos!

Anónimo dijo...

Oiga! Ke yo nunca me he escondido de ser un romanticismo prerrafaelista; en todo caso, será ke lo llevo mu bien y no se me nota ;-p

Anónimo dijo...

Cosi, vaya entrada más buena. Yo creo en la teoría del amor probado. Ese que tiene legañas por las mañanas y al que le huele el aliento. El que tiene celulitis y no va todos los días al gimnasio. Es el de todos los días, el que no siempre suscita emociones fuertes. Pero es el que quieres para despertarte cada mañana. Hay gente, todos corremos ese peligro, que va buscando la primera emoción detrás de cada persona. Van saltando de una a otra porque no saben amar, no saben vivir sin ese morbo, sin esa sensación. Y eso, aunque me duela decirlo, es muy gay. O es muy de muchos gays. Pero me quedo con el amor probado. Ya estamos casi casi. A punto de hablar por el messenger! Un besazo

Cosimo dijo...

Nacho, pero por qué predomina entre los gays esa actitud? Es que pasar años en el armario nos lleva a distorsionar la realidad sobre las relaciones? Condiciona tanto el ser adolescentes que han amado en secreto lo que vendrá de adulto?
Lo de la legaña, pasa, pero por el mal aliento (continuo) dejé yo a una persona. No lo soporto!
Mira, me está dando pie este tema para una nueva entrada: qué no soportaría usted de su pareja?

Anónimo dijo...

Yo no digo nada!!! Es que estoy en mitad de vacances... y demasiado que hago viniendo una semana a trabajar.

Anónimo dijo...

Onde está Cosi?

Anónimo dijo...

Coooooooooooosi!

(Habrá sido la búsqueda de casa en Madrizz que es un agujero negro)