28.2.06

¡Cuánta violencia!



Quienes hablan de violencia en el cine o de películas violentas deberían tener en cuenta esta:



En 1976, Jaime Chávarri rueda esta película sobre la familia del poeta español Leopoldo Panero.
El film narra la situación de su esposa, Felicidad, y sus tres hijos, Juan Luis, José Moisés y Leopoldo, años después de la muerte de aquel insigne personaje de las letras. Felicidad tuvo que afrontar el fallecimiento de su esposo haciéndose cargo de los hijos y manteniendo un hogar que a partir de entonces iba a ser muy distinto sin la pesada presencia del cabeza de familia.

"El desencanto" muestra los vestigios del desastre provocado por la personalidad de un poeta (supongo que como la mayoría) abstraído completamente por su obra, movido casi exclusivamente por los alicientes de la vida literaria y con un nulo sentido de la realidad.
La película, lejos de evocar y ensalzar la figura de Leopoldo Panero, saca a la luz las consecuencias más desgarradoras de haber convivido con un genio y la dificultad de vivir tras su muerte bajo el inevitable peso de su gloria. ¿Cómo puede soportarse algo así?

Está rodada a base de pequeños trazos de la vida del poeta que ayudan a formarse una idea de su importancia artística. Pero son los comentarios de su esposa e hijos la verdadera fuente de información. Son ellos con sus diálogos y observaciones de lo que fue la vida junto a él y de lo que es ahora que no está lo que nos hace comprender qué conlleva sobrevivir a un genio y ser consciente de no poder permanecer más que en un segundo plano a su lado. Y, lo más interesante a mi juicio, presenciar a los miembros de una familia destrozada reprocharse sus miedos, sus ilusiones rotas, sus inseguridades y culparse y castigarse mutuamente como último recurso liberador.

En la película se asiste en ocasiones a momentos de verdadera violencia. Me explico. Hay algo que a mí me resulta muy incómodo y desagradable y son los reproches. Pero son aún más profundamente violentos cuando provienen de un hijo hacia su padre o madre. Y en "El desencanto" los hay por doquier, tanto que a veces se tiene la sensación de estar metido en medio de una de esas discusiones familiares que se montan cuando hemos sido invitados a una comida en casa ajena.
Felicidad lo hizo lo mejor que pudo. Se empieza por no entenderla, por condenarla, y se acaba por compadecerla. Y lo mismo ocurre con sus tres hijos, víctimas inocentes de la figura de un padre poeta.

Ahora que Lifeonmars y Telecine han hecho mención de un modo u otro a este aspecto en sus blogs y que el tema está en el aire, he de confesar que poco a poco voy asimilando eso de que "lo importante no es lo que han hecho de nosotros, sino lo que nosotros hacemos con lo que han hecho de nosotros". Casi cada semana, y coincidiendo con la visita de mi hermano a casa, asisto sin quererlo a un banquete de reproches por ambas partes que no conduce a nada, que sólo nos mantiene ocupados en buscar culpables, en responsabilizar a alguien de no ser lo que queremos ser o como queremos serlo.
Todos sabemos que a los padres se les puede acusar de una larga lista de cosas, pero también somos conscientes de que lo han hecho lo mejor que han podido y sabido. Cuando comprendemos eso y nos lanzamos a reconstruirnos a nosotros mismos nuestra vida da un cambio importante. Yo no estoy libre de todo eso, ojalá lo estuviera. Sé que no siempre es posible superar el estado en que nos han dejado, a veces en completa ruina moral, pero si invirtiésemos el tiempo que gastamos en el reproche en ponernos manos a la obra con nosotros mismos...

En fin, que he empezado hablando de un peliculón que recomiendo encarecidamente y mira dónde he acabado...

La verdad es que su título no podía ser más acertado. Hay desencanto en cada fotograma, en cada gesto, en cada esperanza frustrada... Supongo que hay millones de familias que reproducen a diario las mismas conversaciones violentas que se ven en la película.

11 comentarios:

jko dijo...

ojo clínico!.
ser consciente (y tú lo eres un huevo!) de lo que pasa dentro de cada uno es el primer paso para convertirse en un uno mucho mejor; o al menos mucho más al gusto de uno mismo!.

up, up, up!

jko dijo...

pd. ah! la peli no la he visto :-(

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo: siempre, lo único que se puede hacer, es en relación a nosotros mismos. No se puede pretender cambiar a los demás. No importa tanto lo que pasa, sino lo que hacemos con ello. Ahora bien, eso no cambia ni debería disfrazar lo que pasa. Uno puede comprender que los padres (o quien sea) hayan hecho lo que podían con lo que sabían y en el momento que estaban; uno incluso puede perdonarles, pero perdonar no es nunca justificar ni compartir ni estar de acuerdo. Yo puedo decir: me hiciste daño, pero te perdono ("per donare": regalar). ¿Es eso un reproche? Quizás alguien se lo tome como tal, pero no puedo hacer de cuenta que no ha pasado nada. Sobre todo si hubo reincidencia y desatención. Ojo, no me refiero solo a mis padres, que es un tema peliagudo pero lo llevo bastante bien. Me refiero a todas las relaciones de desequilibrio, y a las víctimas por definición.
Lo que está claro es que uno no se puede quedar en la queja, el reproche, ni la autocompación. Hay que seguir palante...

Estoy hecho un redicho...

Anónimo dijo...

creo que has captado a la perfección la dinámica familiar. lo peor de la familia es que suele ser un contínuo estancamiento en el pasado y la busqueda de la culpabilidad, y lo mejor es que si aprendes de sus defectos puedes mejorar inmensamente como persona.

Cosimo dijo...

Jko, si yo siempre UP,UP,UP pero a menudo es necesario un poco de DOWN,DOWN,DOWN... Vamos,que el up es más up cuanto más down ha sido antes.

Muy cierto, Tele, sí. Estás hecho todo un tipo. Yo sitúo el perdón en otro plano diferente. Para mí el reproche no lleva implícito el perdón. Es el hecho del reproche en sí, de soltarlo, de usarlo como arma. Se puede aliviar el reproche hacia otros comprendiéndoles, tratando de perdonarlos y sin llegar a justificarlos.

A eso me refiero, MAL: culpa y reprocha cuanto quieras, pero después arremángate y prepara una lista de lo que vas a hacer con tu propia vida.

Anónimo dijo...

me estoy volviéndo loco, juraría que yo comenté ayer aquí...
No me siento capaz ni de puntualizarte. Lo has clavao. Yo tuve una fase de reprochar muchas cosas a mis padres, e incluso peor, de tener reproches y de no dignarme siquiera a decírselos para no darles esa satisfacción. Luego me he dado cuenta de que se han equivocado pero siempre lo hicieron lo mejor que supieron (aunque no supieran mucho). Aún así hay cosas que me es dificil perdonar completamente, que piensas que son tan de sentido común que aunque fueran de otra época, etc, etc deberían haber hecho bien...
(cómo siempre no se me entiende nada...)

jko dijo...

si, cierto, yo me refería a un up, up, up sosegado y meditado... que es como a mi me gustan...! ;-)

Anónimo dijo...

Me apunto la peli , para cuando vaya a la biblioteca sea la primera que coja.
Buen destripe , de los que te animan a ver algo...

Cosimo dijo...

Mr.BlueSky, se te entiende perfectamente. Siempre se te entiende muy bien. Es cierto que hay cosas de sentido común que se han hecho mal con nosotros y eso cuesta perdonarlo. Yo pienso "si fuese padre ahora (edad con que lo fueron mis padres) esto lo haría así porque es de sentido común"

Jko, esos son los up que más me gustan...

Alberto, igual te parece un tostón intelectualoide de cuidado. Todo el cine y el arte depende muchas veces de las propias experiencias.

Cosimo dijo...

Es muy recomendable Xabi. Tiene una atmósfera y una fotografía alucinantes. A mí me la recomendó una amiga de la escuela de cine y nunca le estaré lo suficientemente agradecido porque era una película que nunca me había llamado la atención.

Anónimo dijo...

Uf , pues no se , pero aguanto bastante , aunque reconozco que ultimamente prefiero ver cosas que se me hagan mas amenas. De todas formas , la cogere , si veo que no , con darle al stop ...