11.4.06

Coge los pinypones y que digan lo que quieran

Quien me conoce sabrá que no miento cuando digo que no tengo mucho de gay. Pero de pequeño yo, yo... era otra cosa. Por ejemplo, me encantaba jugar con muñecas lo mismo que hacerlo con mi Scalextric circuito Le Mans, mi fuerte de Playmobil o mi Tente (con el que hacía unas construcciones que la vecina alucinaba; ya me daba por arquitecto la mujer y todavía hoy me echa en cara que porqué no estudié la carrera. Porque a pesar de que lo que me regalaban eran los consabidos modelos de barcos y tanques - ya sabéis cómo era el Tente- yo me las ingeniaba para construir casas, piscinas y hasta huchas con esas plataformas que tenía tipo baldosa a las que encima les podías añadir bisagras y todo. Recuerdo el tacto de esas piezas y se me erizan los pelos de la nuca...).

El caso es que yo fui muy consciente desde temprano de que no era bien recibido en mi entorno que yo jugara con muñecas. Pero es que el mundo de las Nancys, de las cocinitas de Smoby o del Diseña la moda contenía tantas posibilidades de diversión frente a los mal articulados Gigoes, tantos colores, formas y texturas en comparación con los tiesos clics de Playmobil y tantas historias que inventar frente a dos coches con escobillas dando vueltas al mismo circuito una y otra vez que no podía evitar trangredir las normas y apretar el timbre de mi vecina la de arriba para jugar con su hija o unirme a mi amiga la Tere mientras jugaba con los pinypones en el portal de la casa donde solía yo veranear.
Tere fue una avanzada para su tiempo. Con escasos 6 años ella ya me notaba algo raro cuando prefería estar a su lado cambiándole los pelucones a aquellos muñecos a irme al poli a jugar al fútbol con Carlos, Jesús y los demás. Pero callaba y sacaba sus cubos de complementos y los esparcía allí en el frío suelo del portal en la calurosa tarde de verano. Yo temblaba ante el posible panorama del desfile de vecinos entrando en sus casas y viéndome jugar con aquello tan poco masculino. Y ponía bajo aviso a Tere:

-"si entra alguien yo me levanto del suelo y hago como que no juego, ¿vale?"

a lo que ella un tanto indignada respondía serenamente:

- " no te avergüences, Cosimo, no hay nada malo en que te guste jugar a ésto. Que piensen lo que quieran"

Y entonces sus palabras me animaban tanto que ahí me tenías al día siguiente a pie de escalera del portal vistiendo y desvistiendo a Barbies, Nancys e incluso a las poco prestigiosas Barriguitas, si se terciaba, con el mayor de los orgullos. Y era entrar alguien y hacer un comentario y ya estaba mi amiga (una visionaria, una avanzada para su tiempo) defendiéndome y volviéndome a poner en las manos la Chabeli que yo había soltado todo espantado ante las miradas inquisidoras...

Ahora vuelvo a pensar en ella. Pienso que quizá haya dejado de tener esa aceptación natural por mis aficiones poco masculinas con la que nació. Que igual ya no defendería su postura con el mismo ahínco y la misma convicción. Que lo mismo es una integrante del Foro de la Familia y se echó a la calle durante aquella espantosa manifestación.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

qué post más entrañable. sobre todo cuando has dicho lo de jugar en el portal en verano... es que se estaba fresquito, verdad? yo, a pesar de no ser muy de muñecas (de coches tampoco, nada de juguetes) tuve una nancy esquiadora, ya ves ;)

Anónimo dijo...

Síiiiii, la Nancy esquiadora la tenía mi prima y era mi favorita... ¿que tendría? ¿serían esos fastuosos complementos?
Ay, Cósi, que parecidos hemos sido todos... (y seguimos siendo).
Y que de puta madre hemos salido sabiéndo que mientras el resto de los niños jugaba tranquilamente, nosotros lo hacíamos con un nudo en el estómago...

Anónimo dijo...

P.D. No te he dicho lo que me ha gustado ésta entrada...

jko dijo...

por dios, esperemos que "la Tere" siga integra en sus convicciones! no rompamos el mito!!

mi favo era la ruleta de la moda!!!... ¡qué cantidad de combinaciones! mi hermana pasaba de la parte de atrás de las placas con los diseños, pero eso era lo más chulo, darles después estampados!!! ja ja...

con la casita de los pinypones lo que me molaba era lanzarlos con el balanzín desde el jardín y hacer apuestas a ver en que habitación los colabas! ;-)

Cosimo dijo...

Nani, qué tiempos,eh! La Nancy esquiadora no la caté porque mis amigas no la tenían. Una pena, porque con ella hubiera desatado yo mi lado Baqueira...

Sky mío, gracias! Todos muy parecidos sí. Yo no sé cómo mi sistema nervioso sigue funcionando correctamente después de los nervios de la infancia.

Jko, la Tere era inquebrantable. Espero que siga tan inmaculada en ese sentido. Yo también hacía eso con la ruleta!! Qué creativos que somos...;)

Xabi, mis hermanas tampoco eran de Barbies, porque además eran caras. Yo me pedía el Kent como excusa para poder jugar con mis amigas. Oye, y mejor bollo que lo otro, donde va a parar...

Anónimo dijo...

Cósi, cuéntanos, cuéntame..