31.12.07
¡FELIZ SALTO!
El que termina ha sido para mí un año memorable por las buenas y malas experiencias que he vivido. Supongo que, en definitiva, todas vienen a significar lo mismo, todas han tenido un por qué y de todas he aprendido (a mi manera).
Recordaré siempre 2007 como el año en que conocí profundamente la vitalidad y el dolor que provoca el amor, la importancia vital de ir detrás de tus sueños (por disparatados que sean), lo necesaria que es la bendita paciencia para evitar sufrimientos, lo fundamental que es estar dispuesto a romper un ciclo para poder comenzar otro nuevo, el auténtico valor de la amistad y el significado de la palabra familia.
¡Os animo a todos a lanzaros al 2008 en caída libre!
¡Si existe algo mejor que la felicidad, os lo deseo a todos!
14.11.07
El video del año
14.10.07
10.9.07
12.7.07
Rufus ya nos avisó...
15.6.07
13.6.07
Can`t make a sound
I have become a silent movie
The hero killed the clown
Can't make a sound
Can't make a sound
Can't make a sound
Nobody knows what he's doing
Still hanging around
Can't make a sound
Can't make a sound
Can't make a sound
Can't make a sound
The slow motion moves me
The monologue means nothing to me
Bored in the role, but he can't stop
Standing up to sit back down
Or lose the one thing found
Spinning the world like a toy top
'Til there's a ghost in every town
Can't make a sound
Can't make a sound
Can't make a sound
Can't make a sound
Eyes locked and shining
Can't you tell me what's happening?
Why should you want any other
When you're a world within a world?
Why should you want any other
When you're a world within a world?
Why should you want any other
When you're a world within a world?
Why should you want any other
When you're a world within a world?
1.6.07
Instantáneas de la indefensión
25.5.07
15.5.07
Trotando
Ahí empieza el problema, o parte de él. No hay cosa más difícil que equilibrar las necesidades de ambas partes. E inexorablemente, en este punto, la culpa se cierne sobre el pobre que se deja arrastrar por sus egoístas instintos. Amar completamente a una persona equivale, a mi parecer, a ser capaz de dejarla marchar si así lo decide. ¿Cómo se puede retener a quien amas? ¿Se puede ser más egoísta?
Es comprensible que en el mundo en que vivimos hayamos hecho del amor otro campo de pruebas de nuestra inagotable ambición, esa que colmada nos reportará (temporalmente) una gran satisfacción.
Qué triste que hasta en estas cosas nos comportemos como auténticos caballos de carreras.
13.4.07
La banda sonora de la primavera
Suenan a un "film futurista americano de los sesenta ambientado en Brasil". Desde luego, la luz que se desprende en este video me recuerda a las películas que tienen a California como fondo, lugar del que procede la pareja que está haciendo mis delicias en esta primavera.
Espero que no sea un amor pasajero porque The bird and the bee, que así es como se llama la propuesta musical de Greg e Inara, unos elegantes Bonnie y Clyde, me ha entrado por los ojos. En esta estación del año no estamos para analizar nada, tenemos los sentidos a flor de piel y nos emocionan grupos como éste con videos así de bonitos.
Este es su disco de debut y es una absoluta maravilla de principio a fin. La preciosa portada no hace más que reflejar el exquisito gusto de esta pareja que ya se ha convertido en uno de mis imprescindibles del año.
7.4.07
Hoy era el día
Te juro que hoy era el día en que tenía pensado desistir y de repente entras tú a jugar.
Empezaba a recuperarme - nuevas ideas en la cabeza, proyectos terminados, amistades retomadas - cuando has cogido el relevo. La estampa es curiosa: como en una cancha, sosteniendo entre las manos un balón y retándome a echar un partido. ¿ Tú qué sabes si me apetece?
Esto no debería ser un relevo, deberíamos haber ido a la misma velocidad. Estoy cansado de haber recorrido ya toda mi parte.
¿Tiene algún nombre eso de no querer recibir un premio con días de retraso?
26.3.07
7.3.07
Sin aliento
Los tiempos muertos de su jornada, que coincidían con las sesiones cinematográficas, los aprovechaba para escapar a la sala de proyección y, una vez en ella, someter a las películas a una inofensiva amputación, que resultaba inapreciable a ojos de ese público asistente en forma de cabezas recortadas sobre la pantalla: “nadie distingue un segundo de cine compuesto por 23 fotogramas frente al habitual de 24, no echan en falta esa milésima de segundo que yo recorto, me guardo en el bolsillo y me hace tan feliz.”
“He capturado tantos micro tiempos cinematográficos: Antoine corriendo hacia el mar, los decorados distorsionados del Doctor Caligari, Mamba Negra en actitud de venganza y, sin duda lo mejor, la espléndida nuca de Patricia sin aliento, al final de la escapada.”
Abrió una diminuta caja de cerillas donde reposaban apilados pedazos de 0,041 segundos de duración, significativos y valiosos en sí mismos toda vez sacados de contexto.
“Esto es cine”- dijo. “Acércate conmigo a la luz y contemplaremos el cuello de Jean Seberg”.
Mientras él observaba ese momento congelado de la película, imperceptible entre los otros 23, pero tan único y significativo, yo me deleitaba con su interminable nuca.
Fue sólo cuestión de milésimas de segundo, nada relevante para el ojo humano, pero tan especial e irrepetible que sin ello la historia no podría contarse del mismo modo.
Bajó la mano que sostenía a la luz la imagen de Patricia mientras poco a poco me quedaba sin aliento.
16.1.07
El porqué de Cosimo (dedicado a TB97, persona de palabra)
- ¡He dicho que no quiero y no quiero! - y rechazó el plato de caracoles. Jamás se había visto desobediencia más grave.
-¿Y bien? - dijo nuestro padre a Cosimo.
- ¡No y no!- dijo de nuevo Cosimo y rechazó el plato.
-¡Fuera de esta mesa!
Pero ya Cosimo nos había dado la espalda a todos y estaba saliendo de la sala. Corrió al jardín y comenzó a trepar al acebo, árbol familiar para nosotros y que al extender sus ramas a la altura de las ventanas de la sala imponía su actitud desdeñosa y ofendida a la visión de toda la familia.
Cosimo subió hasta la horqueta de una gruesa rama donde podía estar cómodo, y se sentó allí, con las piernas colgantes, los brazos cruzados con las manos bajo los sobacos y la cabeza hundida entre los hombros.
Nuestro padre se asomó al alféizar.
-¡Cuando te canses de estar ahí cambiarás de idea! - le gritó.
-¡Nunca cambiaré de idea! - dijo mi hermano, desde la rama.
-¡Ya verás en cuanto bajes!
-¡No bajaré nunca!
Y mantuvo su palabra".
Así comienza el libro que ha llegado a convertirse en pura obsesión para mí, El barón rampante de Italo Calvino.
Desde que creé el blog, hace ya casi un año, hasta ahora, nunca han dejado de preguntarme de dónde venía el nombre. Así que supongo que no podía quedar sin explicación.
Calvino escribió en 1957 la que para mí es una de las obras maestras literarias de todos los tiempos. A la edad de 12 años, Cosimo se encarama a un árbol del jardín paterno. Ese mismo día anuncia su propósito de no bajar nunca de los árboles. Desde entonces, y hasta el final de su vida, permanece fiel a una disciplina que él mismo se ha impuesto. Participa en diversos acontecimientos históricos, pero sin abandonar nunca esa distancia necesaria que le permite estar dentro y fuera de las cosas al mismo tiempo. En esta obra Calvino se enfrenta al que es su verdadero tema narrativo: "Una persona se fija voluntariamente una difícil regla y la sigue hasta sus últimas consecuencias, ya que sin ella no sería él mismo ni para sí ni para los otros".
La imagen de Cosimo subido a un árbol, observando el mundo desde lo alto y manteniendo una constante separación con las cosas se me quedó grabada en la mente a la edad de 17, cuando descubrí esta novela que me cambió la vida.
De pequeño, yo solía pasar parte de mi tiempo encaramado a una gran encina del jardín familiar. La indescriptible sensación de estar a unos pocos metros del suelo, pero en otro mundo, es de esas cosas que siempre llevo conmigo.
Cuando comencé la universidad y desde todos los frentes se me arengaba para que fuese alguien, la imagen de Cosimo era tan recurrente para mí como la estampa del Che o la silueta del Principito lo eran para otros: sé lo que quieras ser, pero sé consecuente. Fíjate una disciplina y cúmplela hasta sus últimas consecuencias.
De pequeño tenía la absurda manía de clasificar a mis compañeros de escuela entre los que se subían a los árboles y los que no lo hacían. Y quizá ahora de adulto, lo hago en función de los que son consecuentes con sus ideas y los que no.
De donde se deduce que esta magnífica novela contiene tanta sabiduría que deja impronta por igual en jóvenes y adultos.
Creo que mantener esa distancia con las cosas es un requisito para ser feliz, ahora lo comprendo mejor que nunca. Estar dentro y fuera de todo al mismo tiempo, pero siempre siguiendo la dura tarea de ser quienes queramos ser.
Calvino es autor de varios otros de mis libros favoritos, entre los que se encuentran "Si una noche de invierno, un viajero", tan pasmosamente brillante que recuerdo haber soltado el libro en varias ocasiones mientras lo leía para dejar escapar una risita nerviosa y tomar aire.
Era un genio indiscutible de la literatura al que Pasolini alabó de una forma que me encanta:
"Su prosa más francesa que toscana,
su estro más volteriano que tradicionalista:
su sencillez no gris, su mesura no tediosa,
su claridad no presuntuosa.
Su espléndido amor por el mundo
fermentado y enrevesado en la fábula"
Lo cierto es que El barón rampante está plagado de esa cosa llamada "estro". Cada uno de sus pasajes es tan palpable y transmite tanto la pasión con que debió ser escrito que las páginas llegan a convertirse en un estorbo.
Me puede la devoción ciega que le profeso a esta obra, así que me paro aquí...
Si queréis descubrirlo por vosotros mismos, daréis con un libro brillante, sobrecogedor, que habla de la soledad, del compromiso, del amor desmedido por la vida y de que el complejo de Peter Pan es lo que realmente nos convierte en adultos inteligentes.
Gracias a todos los que os pasáis por aquí, me leéis, me informáis, me hacéis reir y me emocionáis a partes iguales.